26.1.14

*3


- ¿Cuanto tiempo vamos a estar sin hablarnos?
- ¿Perdona?
- Llevo aquí como hace media hora y no me has hablado.
- No te conozco.
 - ¿Cómo? ¿Qué me estas contando? ¿No reconoces al amor de tu vida?
Ella no puedo evitar una sonrisa que intentó disimular.
- Perdona, pero creo que si lo fueras, te reconocería.
- Puedo decirte cada cuanto segundo pestañeas y cuantas veces has mirado el móvil para ver si recibes un mensaje explicándote porque no viene.
- No pued...
- Seis veces, y seguro que antes de que te hablara lo ibas a volver a mirar.
No le quise dar la razón, pero la tenía. Él se encogió de hombros y me miró con una sonrisa dulce.
- Él se lo pierde.
- ¿Cómo sabes que es un chico?
- Las chicas solo os volvéis así de desesperadas por una persona especial y yo espero que no seas homosexual, porque si no, la he cagado.
- No nos volvemos desesperadas...- dije mientras aguantaba la tentación de mirar.
- ¿Por qué os volvéis así?
Cogí aire y pensé en él, pensé la forma en la que me hacía sentir.
- Creo que estamos programadas desde pequeñas a darlo todo por amor aunque no recibamos nada a cambio. Esta en nuestro organismo amar, y no me importa ¿sabes? No me importa amar sea la manera que sea, el amor es el más bello sentimiento que hay y no le voy a cerrar las puertas en la narices... Puede que lo pase mal, pero... ¡quien no arriesga no gana!
Él se frotó los ojos y sonrió.
- Ay Dios.
- ¿Qué pasa?- pregunté asustada.
- ¡Creo que me he enamorado!
- ¿De mi?- pregunté conteniendo la sonrisa.
- O de tus palabras, no sé, pero si de tus palabras fueras tu vendrías con ellas, ¿no?
Sonreí. Recordé una canción en la que decía que "echaras de menos a alguien que te diga cosas tan dulces" me armé de valor y me giré hacia el chico.
- Oye, ¿te puedo invitar a un helado?
- Se lo tengo que preguntar a mi madre.
- Aquí te esperaré.
- No me eches mucho de menos- dije y guiño su ojo derecho.
El chico de quizás 9 años que me había hecho más caso que un hombre de 19 iba dando grandes zancadas hacia un lugar. Y es que va a ser cierto que encontramos paz en las personas que menos no lo esperamos.

20.1.14

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La única promesa que quiero escuchar es esa en la que me prometas que la soledad será solo una palabras no mi sentimiento diario. Quiero que me prometas que no me produciré más dolor y que todo será paz, quiero oírtelo decir para así yo poder creérmelo. ¿Tanto cuesta prometerme que ya no lloraré más? Que podré pensar con claridad, hazlo ¡por favor! Necesito que lo hagas para ver que alguien confía en mi.
Por que yo ya no lo hago...

No tengo miedo a decirte que me volví a perder, que la luz se volvió a alejar... y te juro que la llegué a tocar con los dedos. No puedo ver como el mundo se rompe en pedazos y yo seguir sonriendo, no puedo, lo siento. Quisiera poder correr a tus brazos cálidos y que me tranquilices, quiero dejar de temblar, joder, quiero dejar de sentir miedo. No puedo respirar, pero las lágrimas bajan con facilidad. Y el silencio que me rodea es roto por mi llanto. Prométeme que alguien encenderá el interruptor de mi mente y que la oscuridad se irá, dime que ese alguien llegará, porque no puedo encontrarme por mi misma. 
Te puedo decir que hoy quise que cada segundo fuera el último, ¿y por qué no lo fue? Dime por qué, porque sigo respirando si en mi más profundo ser anhelo el sueño eterno. 
Lo intenté, cogí aire y lo expulsé pero las palpitaciones de mi corazón no cesan y ojala fuera porque te veo, pero no es así, mi corazón late rápido porque quizás esta aprovechando sus últimos momentos. Todo carece de sentido, todo es un nada continuo. Mi mundo se convierte en la película de terror que siempre temí, llegó el día en el que puedo decirte que nada es como antes, que la niña de ojos risueño me abandonó... Dile que vuelva y me prometa que no se irá, que ella me quiere como yo la quiero, que me extraña... como yo la extraño. 
La oscuridad envuelve mi ojos, dejándome ciega, ojala pudiera hacer lo mismo con mi corazón para no sentir nada. 

En días como estos te extraño, porque por lo menos me producías algo, aunque fuera dolor, pero era dolor del bueno.

4.1.14

I'm a runaway


La noche inundaba el hermoso bosque que se encontraba delante de ellos, jamás había pensado que ella, una simple chica de pueblo iba a estar en aquella situación. Huía, pero no iba sola. Escucharon pasos detrás de ellos, el más alto empezó a correr y gritó a los demás que lo siguieran, notó como alguien agarraba su mano y tiraba de ella. Empezó a correr con todas sus fuerzas, llegó un momento en el que notó como tenía el
corazón en su garganta y que si tosía iba a esculpirlo. Pararon para coger aire, ella tuvo que doblar su cuerpo para hacer que la sangre corriera con mayor facilidad, por su pequeña cabeza venían las típicas preguntas... Se arrepentía de todo y pensaba si podía solucionarlo, pero no tuvo tiempo para preguntarlo en voz alta porque nada más que se volvió a incorporar una persona puso sus manos en sus mejillas y llevó hacia atrás hasta que su pequeña espalda golpeó con un árbol. Ella llevó las manos hasta la cara de la persona que la tenía acorralada y al notar esa barba de tres días respiró tranquila.
- Lo estamos consiguiendo- susurró él.
- Si.
Su respuesta fue a penas un suspiro, mentiría si dijera que no había soñado con ese momento toda su vida y ahora que lo tenía tan cerca no se lo creía. Pasó su mano por su mandíbula y bajó hasta su cuello, el chico acercó su cuerpo contra el de ella, "quizás...." pensó ella "quizás él me necesita tanto como lo necesito yo a él" Pudo notar su cuerpo caliente en ese ambiente tan frío, tenía que admitir que estaba asustada pero entre los brazos de él se sentía en casa aunque estuviera en el sitio más incomodo del mundo. Ella ya no tenía casa, pero ahora tenía un hogar. Se preguntó por qué todavía no la había tocado como ella quería, simplemente la trataba como una muñeca de porcelana, pequeñas caricias y besos en la mejilla. ¿Temía que se rompiera? Pero ella no era tan frágil, ¿acaso no se lo había demostrado lo suficiente? ¿Acaso emborracharse esa noche no le demostró que había crecido? Ella probó las drogas por él pero ahora todo parecían intentos inútiles de demostrarle que había crecido porque él siempre la vería como una niña pequeña.
- ¿Me quieres?- preguntó.
- ¿Por qué me preguntas eso?
- Dilo, porque yo te quiero, te quise y solo Dios sabe que te querré en un futuro.
Él escondió su cabeza en su hombro, suspiró y aspiró el aroma de la chica, le gustaba su olor porque le recordaba a las ferias, tenía ese toque de algodón de azúcar mezclado con sudor. Pero aún así, él podía distinguir su olor propio, ella olía a una chica que maduró a la fuerza buscando la aprobación de una persona que había idealizado delante de sus ojos. Él quería decirle que la quería, porque lo hacía.
- Nena...- susurró.
- Extraño mi casa...
Aunque el bosque estaba oscuro pudo ver en sus ojos como se acumulaban gotas que amenazaban con salir, ¿había estado jugando con ella? Él solo sabía que no la quería con nadie más pero él no podía estar con ella. Había soñado con tocarla en lo más profundo de su ser, conocer todos sus lunares y besarlos, soñaba con ser su amante y su amigo, quería apoyarla en sus decisiones pero no podía estar para ella, como ella quería.
- Esto no va a funcionar- susurró él, pero ella lo escuchó como si gritara.
- ¿Sabes lo que más odio de las películas? - preguntó ella, pero claramente era una pregunta retórica, antes de responder limpió sus lágrimas. - Odio ese momento en el que una pareja esta hablando y uno le ha hecho daño al otro, pero se siguen queriendo como el primer día y entonces uno rompe, porque cree que es lo mejor y huye de la escena. Odio que la persona que se ha quedado parada no corra detrás del fugitivo. ¿Por qué no persigues algo que amas? ¿Por qué dejas escapar entre tus dedos un maravilloso futuro? Solo corre joder, no es tan difícil. No pienses en lo que podría ocurrir porque eso hace que te estés perdiendo los maravillosos momentos que están ocurriendo ahora. Y yo... -ella tuvo que parar porque su voz se había roto-. Yo tengo miedo de seguir corriendo porque temo que nadie corra detrás mía, que no le importe a nadie que huya... Aunque me da igual si alguien corre si esa persona no eres tú.
Ella iba a romper un llanto, pero él la paró de la forma más típica y que siempre funcionaba. La besó, calló su llanto con sus labios y su cuerpo dejo de temblar, el de los dos. En ese momento miles de sueños se hicieron realidad, él no había pensado y se había dejado llevar por sus instintos, había pensado como sería rozar sus delicados labios y ni se acercaba a lo perfecto que era. Se apartó unos segundos cuando notó lágrimas nuevas sobre sus mejillas.
- ¿Lo he hecho mal? ¿No es lo que querías? Porque estoy perdido contigo, jamás sé que hacer.
- Eso fue lo que siempre quise- susurró ella en sus labios.
- ¿Y por qué no me lo dijiste?
- Yo no sabía lo que tú querías.
- Siempre te quise a ti, solo tú. Te adoro en todos tus días, hasta cuando estas enferma y tienes tu cabello revuelto porque no tienes ganas de peinarte, incluso cuando tienes un mal día y bienes gruñona a clase. Aun que hace un tiempo no eres la de siempre.
- Quería cambiar para gustarte.
- Nena... -susurró él en sus labios, sonriendo- Siempre me has gustado y solo Dios sabe que siempre me gustarás.
Los dos rompieron en una risa de enamorados, porque es la mejor risa que existe.
- ¿Podemos dejar de huir?- suplicó ella.
- ¿No te gusta ser uno de esos amores fugitivos?
- ¿Tenemos algo de que huir?- dijo ella.
- Yo no ¿y tú?
Ella se quedó mirando el frondoso bosque y la oscuridad que lo envolvía, ¿ella tenía algo que de que huir? ¿Acaso no huimos todos de algo en nuestra vida? Pero ella no sabía de que huía hasta el momento en el que lo miró a él, sintió como tenía sus manos sobre sus caderas y la agarraba con fuerza. No tenía casa... había estado huyendo por los pasados meses sin una sola razón, solo huía porque le gustaba. ¿O porque cuando corría sentía que una parte de si misma iba por delante de la otra? No extrañaba su casa, la verdad es que extrañaba depender de algo o de alguien... Aunque solo en algunos momentos.
- Soy una fugitiva- susurró- Amo correr, amo huir, amo no tener un sitio, amo no pertenecer a nadie.
- Yo he enamorado de una fugitiva, ¿y sabes qué? Correría detrás de ti toda mi vida.